Xandra Falcó es una mujer que conoce bien el campo, y eso se transmite en su tono, cercano y directo, también en su naturalidad, aunque ostente el título de Marquesa de Mirabel. La mayor de los cinco hijos de Carlos Falcó, Marqués de Griñón, apodada “la hija valiente”, dirigió durante casi quince años las bodegas familiares en Casa de Vacas en Malpica del Tajo (Toledo). “Mi padre estudió el clima de California –recuerda–, y quería trabajar la cabernet sauvignon, pero tuvo que esperar a que muriera Franco porque todo estaba prohibido”. Xandra ha hecho extraordinarios vinos y aceites: “Es una sensación especial: te llevas algo de un pedazo de tierra que cultivas, y que conviertes en un producto muy sofisticado”.

En dieciocho meses perdió a su padre, de covid, y a su marido, Jaime de Carvajal, financiero de prestigio que colaboró con el Banco Mundial, debido a un fallo cardiaco. Tras la desaparición del padre de sus tres hijas, dijo que su mundo se volvió “del revés”. “El campo te ayuda a ver las cosas con perspectiva, tienes que asumir el mal tiempo… es lo que hay. ¡Al mal tiempo, buena cara! Y también eres muy consciente del paso de las estaciones”, reflexiona la presidenta del Círculo Fortuny. De madre francesa –Francine Giraoud–, estudió entre Madrid, París y Oxford, y ha vivido en Londres, Washington y Barcelona (“me encanta la ciudad. Aquí hicimos grandes amigos, y en la fundación hay muchas empresas catalanas como Natura Bissé, Puig, Macba, Tous y otras. Juntos sumamos. Hay más cosas que nos que unen que las que nos separan”, dice).
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